Nunca pienses que eres la sombra que proyecta el cuerpo, nunca te identifiques con él. El apego a lo transitorio y sombrío confunde al espíritu y lo ata a lo carnal, a lo efímero y a la muerte. Quien despierta se libera suavemente de aquello que contiene al mundo, de toda la agitación y del ruido que lo colma. Quien vence descubre la Esencia «anterior al mundo» y regresa sonriente al Sagrado Esplendor.